La Nausea
La obra se desarrolla en Bouville, una ciudad imaginaria. De alguna manera puede estar vinculada a Le Havre, donde Sartre se desempeñó como profesor de filosofía, antes de consagrarse, con el abandono del Liceo, a su tarea de escritor.
Sobre el trasfondo distante de esa ciudad provinciana, de sus enjambres de personajes ignorados, se recortan algunas pocas figuras. Empleadas de cafés y restaurantes, la ex novia-amante Anny y el Autodidacta. Anny es una actriz de una treintena de años, mantenida por su hombre de turno. El Autodidacta, en cierto modo amigo del protagonista principal, el narrador en primera persona, es una figura indefinida con matices algo absurdos. El Autodidacta estudia por orden alfabético los libros de la Biblioteca de la ciudad, en un afán de perfeccionamiento cuyas motivaciones no aparecen claras. Este empeño de cultura se da en un hombre definidamentepederasta que, por tal motivo es descubierto y alejado de sus libros cuando intenta acariciar a un muchachito adolescente en la biblioteca.
El protagonista es Antoine Roquentin, hombre soltero de alrededor de treinta años. Vive solo en Bouville. Trabaja meticulosamente en una obra sobre la vida del Marqués de Rollebon, un aristócrata de fines del siglo XVIII. No tiene profesión y vive de sus rentas, luego de haber abandonado un empleo en Indochina, por haberse cansado de viajar y por haber dejado de sentir tal empeño como aventura deseable.
- El miedo del portero ante el penalty · Handke
Josef Bloch, antiguo portero de un equipo de fútbol, es despedido de su trabajo como mecánico y debe empezar una nueva etapa en su vida por cauces tan dolorosos como desconocidos para él.
Vivirá escrupulosamente cada momento del día, pero también los atravesará como si un velo de algodón lo envolviera todo. Ni el cine, ni el crimen, ni el viaje lograrán crear sensaciones capaces de llegar a su conciencia de una forma clara. Sólo los recuerdos de su época de futbolista serán capaces de presentarse ante él de un modo más o menos aprehensible.
Una novela que desde su publicación no ha dejado de resultar un descubrimiento original y sorprendente. Con El miedo del portero al penalty, Peter Handke nos ofrece una de sus obras mayores.
Vivirá escrupulosamente cada momento del día, pero también los atravesará como si un velo de algodón lo envolviera todo. Ni el cine, ni el crimen, ni el viaje lograrán crear sensaciones capaces de llegar a su conciencia de una forma clara. Sólo los recuerdos de su época de futbolista serán capaces de presentarse ante él de un modo más o menos aprehensible.
Una novela que desde su publicación no ha dejado de resultar un descubrimiento original y sorprendente. Con El miedo del portero al penalty, Peter Handke nos ofrece una de sus obras mayores.