3 NOVELAS ROMANTICAS









Sinopsis de Mientras dure el verano:
Vera es una chica de veinticuatro años que vive en el centro de Madrid con sus dos amigas, Nuria y Zoe. A pesar de ser polos opuestos, con ellas lo comparte casi todo.
Las tres trabajan en una oficina de representación de artistas, donde se las tendrán que ver más de una vez con su insoportable jefe y con una de las representadas más cotizadas de la agencia.
Vera ha vivido siempre el amor como una aventura que puede traer consecuencias muy graves, por eso nunca se ha permitido dejarse llevar. Hasta que lo hace con Leo…
Pero ¿será Leo realmente el adecuado para ella?







Sinopsis de Soy una mamá:
Me llamo Estefanía, soy madre de tres hijos y estuve felizmente casada.
Mi día a día era siempre el mismo: me levantaba, atendía a mis pequeños, los llevaba al cole, desayunaba con mis amigas, hacía la compra, sacaba a mi perra y me iba al trabajo.
Todo era perfecto y yo me sentía una mujer feliz. Pero, tras veinte años de matrimonio, todo se trastocó cuando me enteré de que ese marido al que tanto veneraba, y por el que siempre había puesto la mano en el fuego, me estaba engañando con otra.
Así que me divorcié y aprendí a aceptar que Alfonso y yo ya no somos más que los padres de tres preciosos niños y unos auténticos desconocidos.
Poco a poco voy empezando a disfrutar de la libertad que me da mi nuevo estado civil y, por qué no, de ir encontrándome con Diego, el vecino buenorro de la urbanización de mis padres por el que todas suspiran.
Hasta que una tarde me invita a cenar. Él y yo solos.







Sinopsis de Si caigo en la tentación, que parezca un accidente:
Cuando eres de un pueblecito de Lugo y el futuro que te espera es ser mamporrera en la granja de tu tía, has de tomar una decisión: o te marchas en busca de tu destino o el destino acaba contigo.
Yo me decanté por la primera opción. Me largué a la gran ciudad y me independicé agarrándome con fuerza a mi nueva realidad.
No tenía estudios, pero sí dos manos y unas veinte horas diarias para tratar de sobrevivir. Así fue como terminé con tres empleos.
Todo habría ido medianamente bien si no fuera porque cada madrugada el pichabrava de mi vecino se encargaba de desatar la tercera guerra sexual.
Me juré que iba a erradicar su lujuriosa existencia por una cuestión de supervivencia, pero eso fue antes de ver la tentación que vivía arriba.