No hay manera de explicar mejor el contenido de estas páginas que no sea como el desahogo de sueños, pesadillas y reflexiones. Con una estética tan propia al escribir como al pintar, Frida nos narra el devenir de su existencia en cada espacio libre de la hoja.
Recados, telegramas y textos toman rostro y alas en este libro que, probablemente si Tibol no hubiera estado tan cerca a la casa de los Rivera, nunca se hubiera podido materializar en esos vestigios de la vida entre alcatraces y xoloescuintles.
Lo que hace peculiar a esta entrega editorial es que no sólo se muestran sus obras y producciones íntimas, sino que a partir de reportes y memorias de sus enfermedades, se hace un análisis clínico o psicológico de su vida.